sábado, 29 de diciembre de 2012

Mariposa turquesa.

¿No habéis sentido nunca que queréis hablar sobre algo y más que faltar, os sobran las palabras? Pues yo si, es eso exactamente lo que siento ahora. Siento ser tan feliz, si a alguien le pesa. Siento haber llegado a quererle, pero es así, le quiero. Siento que nunca en mi vida he estado más segura de nada. Nunca en mi vida he sentido tantas ganas de hacerlo infinito. De querer besarle como si el mundo se acabase después. Quiero dedicarle infinitos momentos y hacerle feliz, quiero hacerlo grande, quiero quererle, si. No es que me cueste encontrarle palabras a esto, es que simplemente hay veces que las palabras sobran. Porque sobran los hechos, sobra sentimiento, y sobran sonrisas. Son las ganas de mirarle, de tenerle cerca que a veces siento que no se acaban nunca, y ojalá. Son ganas de que me siga haciendo reír, de que nunca se aleje. A veces me pregunto cómo he llegado a este punto, como puede ser que me tiemblen las piernas cuando le tengo cerca, como puedo tener semejante nivel de sonrisas cuando pienso que le tengo conmigo. Nunca había sido tan feliz, quizás porque me ayuda a olvidar lo malo con solo abrazarme y es que en realidad, a su lado no puede haber nada malo, porque el hace que mi mundo sea un sueño, un sueño que he logrado cumplir. Es cierto que cuando uno desea algo con mucha fuerza, y pone ganas e ilusión en conseguirlo, lo consigue, y así es. Lo conseguí, tengo conmigo a una de las mejores personas que he conocido. Y no quiero que de ahora en adelante me falten las ganas de comerme el mundo por él, cuando me despierto por las mañanas. Quiero que sea lo último en lo que pienso al irme a dormir, lo primero que pienso al despertar, también. Yo con el lo quiero todo. Quiero millones de momentos, y se que los quiere conmigo. Quizás esto no sean más que palabras que ambos sabemos, pero siempre digo, nunca viene mal recordarlo. Te quiero y quiero quererte hasta que duela si es necesario.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cuestión de prioridades.

Si, supongo. Cada uno tiene sus prioridades, cada uno sus preferencias, sus gustos, cada uno es diferente al resto, y así con cada uno del resto. Alguien me dijo que en la vida, todas las personas nos harían daño,pero que simplemente tenemos que elegir por quién merece la pena sufrir. Aquí no hay ni habrá ningún camino de rosas, el camino no estará llano, y le sobraran piedras. Lo importante es elegir bien con quien andarlo, con quien recorrerlo, si, pero a veces también tenemos también que tomar elecciones dolorosas, a veces debemos decidir a quien debemos dejar por el camino. Y eso no significa que no amemos a esas personas de las que nos separamos, que va, pero hay amores de esos que hacen más daño que felicidad aportan, y tenemos pues, que mirar siempre por nuestro bien, porque, si no sonreímos nosotros, ¿cómo podríamos hacer sonreír a los nuestros? Ya que los nuestros nos hacen ser mejores personas, habrá siempre que regalarles lo mejor de nosotros, y siempre una sonrisa. He tomado muchas decisiones en mi vida que no han sido para nada fáciles, pero siempre por el simple hecho de querer avanzar. Tenemos que empezar de cero tantas veces, que después tras el cero se va creando y acumulando una base, a la que llamamos experiencia, que crece y crece ,decepción tras decepción, y cada vez que necesitamos volver a empezar, empezamos desde un poco más adelante, siempre con las lecciones bien aprendidas, y a esas lecciones y experiencias es a lo que yo llamo "base tras el cero". No soy una persona de abandonar, no soy la típica que a la primera caída o al primer golpe decide dejarlo por imposible, no, que va, yo siempre decido volver a intentarlo más, aunque una de las decisiones más difíciles de la vida sea esa misma, decidir si dejarlo, o intentarlo una vez más. Yo he aprendido que puedes querer a alguien con todas tus fuerzas, pero a veces solo miras por ti, he aprendido que siempre hay quien desea tu muerte, y quien siempre estará a muerte contigo. Yo he estado asustada muchas veces, muchas veces me he encontrado perdida, metida en un mar de dudas, y a veces se me olvidaba hasta que sabía nadar. Si, las personas somos realmente vulnerables con nosotros mismos, pero  lo realmente extraordinario es que a la hora de dejar de defendernos a nosotros mismos, y de defender a los que amamos, nos convertimos en unos seres enormemente fuertes, invencibles, la vulnerabilidad se nos olvida. Se nos olvida. Porque sabemos luchar por lo que queremos, somos seres de corazón, más que de cabeza, aunque alguna que otra excepción siempre confirma la regla, es más, aquellos que viven y sienten con la cabeza, oxidan el corazón, lo pierden, no luchan, y son realmente cobardes. Hay que saber separar la cabeza del corazón, cada uno tiene su lugar y su destino, y esto se aprende con los daños, y no con los años. Por más que digamos, siempre, siempre, siempre, sabemos lo que queremos. El caso es que a veces es más fácil mentirse a uno mismo y decirse que no, por el simple miedo a tomar decisiones equivocadas. ¡Pues no! La vida es un camino que admite errores, pero exige a cambio el aprender sin peros de estos, y convertirlos en experiencias. A veces pienso que deberíamos dejarnos de miedos y vivir al máximo, amar sin límites, y soñar para cumplir estos sueños. Deberíamos dejar de pensar tanto y deberíamos reír más. Deberíamos también dejarnos de guerras, centrarnos en lo importante y olvidarnos del ruido, hacer la guerra fría al enemigo, utilizar el "ni contigo ni sin ti", reírnos de nuestros errores, e intentar no volverlos a cometer. El problema que tenemos es que parece que nos gusta eso de tropezar miles de veces en la misma piedra, si. Pero en fin, tampoco debe ser tan malo cuando tanto lo hacemos, es ley de vida, y de ella tenemos que aprender. Lo que a medida que crezco y aprendo cada vez me queda más claro, es que la mejor forma de vivir es dejándose llevar, viviendo el momento, y olvidando lo demás.

lunes, 17 de diciembre de 2012

yo tu yonki,tu mi dosis.

Pues si, hoy sé que cada sacrificio, cada esfuerzo y cada lucha, tienen su correspondiente recompensa. A veces más, a veces menos de lo que en realidad esperamos, pero ahí está. Tantas veces he caído que el miedo a hacerlo ya no me apabulla, simplemente a la hora de la caída, ya voy preparada para levantar. Y si, te preguntarás por qué en vez de prepararme para levantar, no interrumpo el camino que me lleva a la caída, y puedo contestarte que después de tanto caer, me he dado cuenta de que es mejor caer y levantar, y aprender. No es plato de buen gusto caer, y hacerse daño, claro que no. Pero sin caer, ¿Cómo aprenderíamos todas y cada una de las lecciones que la vida nos quiere enseñar? Sería imposible. Caer, es ley de vida. Sufrir existe, para hacernos sentir la felicidad cuando realmente hace falta, porque no, sin negros no hay blancos. Ni siquiera un gélido gris. Hay puntos medios, pero debe haber extremos para ello. Tú, has aparecido como un extremo, como un punto medio, como algo más que alguien de paso. Tu has sido un principio, has puesto punto y final a un final. Supongo que he capitulado gracias a ti, y a tus sonrisas. Tu has sido una forma de levantar incoherente pero perfecta, tu significas esas ganas de dar lo mejor de mi que ahora llevo conmigo. Yo, te he capturado en miradas, y te he guardado por aquí, en un punto perdido pero importante, yo te quiero aquí, has venido y voy a hacer que hayas venido para quedarte. Yo nunca he sido de rendirme pero esta vez mucho menos, quizás tu tienes lo que hace que se me active aquello que no se me activó otras veces, cuando decidí rendirme. No me llamo cobarde porque fui cobarde sintiéndolo, sin miedo a arrepentirme, porque no tomo decisiones sin pensar en las repercusiones. Ya he dicho alguna vez que te considero la pieza perdida recién encontrada de aquel puzzle que nunca terminaba. Estoy segura de que lo que hoy siento al sentirte es especial, y cada vez más grande. Supongo que a base de miradas, de besos, y de todo eso que ya ambos sabemos, estamos construyendo nuestra felicidad. Somos fuertes y lo hacemos fuerte, no vamos a dejarlo caer, porque ni yo te dejo caer a ti, ni tu me dejas caer a mi, y esa, esa es la clave.. He tenido que perdonarme muchas cosas para sanar heridas y volver a darme la oportunidad de empezar, supongo que para mi tampoco es fácil aunque lo calle a sonrisas, yo le he dado fuerza a este tiro de sentimientos, le he dado trayectoria y he decidido enfocarlo hacia ti. Mereces cada palabra y cada gesto de los que te muestro, mereces que te haga feliz, sobretodo porque tu causas ese efecto en mi.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Vive tu vida porque al final, nadie muere por ti



Gracias a aquellos que hicieron todo lo posible por hacerme perder la sonrisa. Si, gracias. Gracias por hacerme fuerte y por ayudarme a subir la cabeza cuando los demás conseguíais bajar mis niveles de felicidad. Pero ¿Sabéis qué? Que yo nunca me rindo, y que si caigo, me levanto, que detrás de la tormenta viene la calma señores, que esta que está aquí nunca ha caído para no levantarse, le pese a quien le pese. ¿Yo? Jamás pierdo la sonrisa, porque no hay que darle el gusto a nadie de verte sin ella, a nadie. Hay que saber muy bien en quién confiar, que contar y que callar. El destino nos da las cartas, es a nosotros que nos toca jugarlas, y jugarlas bien. Cuanto más caigo más caigo en la cuenta, la piedra con la que tropiezas, no es un problema, es la solución, es más, es la posterior experiencia. Podemos tropezar todas las veces que queramos, pero estaremos siempre en la obligación de levantarnos, de hacernos fuertes, de hacernos grandes. Grandes con cada paso que avancemos, hoy no vale dar un paso en falso para retroceder tres, hoy si doy un paso atrás, será para coger impulso.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Exageraciones fuera, son mi vida, joder.

Hoy me apetecía recordarles todos y cada uno de los momentos que hemos pasado juntas. Los buenos, y por supuesto los no tan buenos. Se puede decir que nosotras hemos sido y SOMOS amigas para todo, a la hora de caer, a la de levantar, y a la de estar en la cumbre. Nosotras cuatro jamás de los jamases nos abandonamos, porque el sentimiento y las ganas de estar aquí siempre nos lo impedirán. Joder, que si digo que son lo mejor, lo mejor del mundo y de cada rincón que existe en el, me quedo muy corta, porque son tan enormes que ni el cielo las iguala. Ellas saben de más todo esto que les estoy diciendo, porque nosotras sin hablar nos entendemos, sabemos lo que quieren las otras, incluso sabemos por anticipado cuando vamos a discutir. Lo mejor de todo es que cada día nuestros fuertes lazos, son más estables. Y es que nosotras hemos pasado muy malos momentos, pero los millones de minutos y momentos buenos, borran los malos y con creces. Solo puedo decir cosas buenas de ellas, y aunque todas tengamos nuestros más y nuestros menos somos jodidamente parecidas en el fondo, y si no es así, sabemos encajar y encajarlo perfectamente. Y que cada segundo que pasa sé que son totalmente necesarias para mi, no es ninguna tontería, no. Solo de pensar que me falten o que algún día tenga que faltarles, se me parte el alma. Es que nuestro amor de amigas es taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan grande que no se podría acabar jamás. A veces nos ponemos a hablar de nuestro futuro y acabamos hablando de todo aquello que queremos hacer juntas con cuarenta años. Todo aquello que ojalá llegue, porque jamás voy a toparme u a conocer a personas tan gigantes como ellas lo son. Yo quiero seguir metiendo la pata y equivocarme y teniéndolas a ellas para tenderme la mano o ofrecerme sus valiosos abrazos cuando el mundo me falle, porque sé que ellas NUNCA me van a fallar. Quiero seguir estando con ellas a morir, y estando a muerte, porque jamás en mi vida he tenido tan claro que quiera a algo u alguien como las quiero a ellas. Porque las quiero, las quiero y las vuelvo a querer. Aún recuerdo aquel día que os conocí, aquel día que sentí que vosotras érais aquello que me había faltado todos los días de mi vida. Y aunque el mundo nos separe, este amor que siento por mis amigas nos mantendrá unidas. Son tantos planes de pares, que solo pensarlo sonrío, sonrío, porque sin vosotras mi sonrisa NO sería posible. No sería posible, no tendría posibilidades, que lo sepáis. Sois esas personas que me hacen sonreír cada día, esas personas que me hablan con la verdad para que más adelante nadie me dañe con la mentira, y de verdad que no sabéis cuantísimo os lo agradezco, aunque poco os lo diga, GRACIAS POR EXISTIR, por formar parte de este desastre, que es mi vida, de este desastre que yace desordenado a todas horas, porque tengo un corazón desordenado que vosotros sabéis perfectamente ordenar sin tan siquiera hablar, actuar, solo con amar. Creo que nunca os había hablado tan desde el corazón,no , pero las promesas se cumplen y vosotras sois mi mejor promesa. Dicho todo esto poco más me queda recordaros aparte de que quiero que me sigáis haciendo infinita con cada sonrisa de las vuestras, esas tan peculiares, tan distintas... Esas que me hacen grande día a día. No me dejéis nunca amigas, sin vosotras yo si que no.