lunes, 8 de abril de 2013

¿Por qué?

¿Qué viene ahora? ¿Qué es lo que nos queda después de tanto? ¿Nos vamos a remitir a decirnos hola como dos completas extrañas? ¿Acaso crees qué yo voy a permitir eso? Porque si es que lo crees,estás muy equivocada. No se puede desplazar de tu vida a una persona que en muchísimas ocasiones te la ha dado,la vida digo. Mucho menos se puede dejar marchar aquello que quieres,y yo, te quiero. ¿Por qué tengo que echarte de menos si te puedo tener conmigo? ¿Acaso no ves que es inútil como lo veo yo? ¿Por qué? ¿Vamos a dejar qué esto, nuestro ,se apague? No sé. No estoy de acuerdo. Me he caracterizado siempre por mi lucha infinita por lo que quiero, por mi templanza,por mi paciencia. Pero ¿Y tú? ¿Dónde está ese gigante que confiaba en mi fuerza, en mi poder para llevar mi vida? ¿Qué ha pasado? Creo que esta no es la solución, ya que la respuesta no es la huida. Siento que hablo con otra persona distinta a la que ha seguido mis pasos cuando yo seguía los suyos, siento que nos alejamos, y no podemos hacerlo. Siento que vamos a contracorriente, cuando en realidad nada nos impide seguirla.. Pero no sé, no puedo obligarte a acompañarme en mi camino, quizás no tengo tanta paciencia como me gustaría,o es que creía que tu tenías más. Te echo de menos. Echo de menos hasta que discutimos, me duele, me duele muy dentro. Pero no me dejas, no me dejas, y no puedo hacer nada por la fuerza, sé que tu no funcionas así. ¿Acaso no todo el mundo tiene días bajos? Si. Todos. ¿Por qué no podemos llevarlo con la cabeza alta? ¿Por qué tenemos que disminuir el ritmo,por qué tenemos que callarlo? Me estoy haciendo tantas preguntas,que mi cabeza está hundida en signos de interrogación, que nadie,tan solo tu, podrías responder. Y en tus manos lo voy a dejar.