jueves, 7 de marzo de 2013

El tiempo.

Es cierto que el tiempo corre. Corre, a veces a nuestro a favor, otras,totalmente en nuestra contra. El tiempo se dedica a pasar lento cuando necesitamos que vuele, y a volar cuando lo único que queremos es que se haga eterno. El tiempo afianza, o desgasta. El tiempo juega de la mano con las personas, cada persona juega con el tiempo, y lo usa como arma en la partida de su vida. El tiempo nos hace. No crece. Vivímos al límite, y nos desgastamos. Vivimos como si el tiempo nos odiase. Jodidamente a contrarreloj. Nos sumerjimos en la maldita rutina, y no apreciamos aquel tiempo que suele ser realmente escaso, ese tiempo que es el tiempo de la felicidad. Ese tiempo, el de la felicidad, es el que deberíamos guardar como un tesoro, el que deberíamos hacer recuerdos, el que deberíamos amar y disfrutar. Y sin embargo, a la hora de contar, solo cuenta aquel tiempo al que llamamos importante. ¿Acaso el tiempo importante es aquel en el que nos dedicamos a ganar dinero? No, el tiempo importante es el que colmamos de sonrisas, aquel que en nuestras horas bajas, al recordarlo, nos hace subir a cotas altas. Si, ese. Ese que tan poco valoramos a veces, y que en realidad, es el tiempo de nuestra ansiada felicidad.

1 comentario:

  1. Deberíamos pasar más tiempo sonriendo en lugar de pasar el tiempo pensando en sonreír.

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