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Es que claro, uno no sabe donde se está metiendo hasta que entra, y entonces, es cuando desea salir, y no haber entrado nunca. Haberlo dejado todo sin empezar, haber echado el freno más de una vez, y además, haberlo cumplido. El problema está en que no sabes verlo cuando tienes que hacerlo, y cuando lo haces es tarde.
Pero creemé, que no es tarde, yo sé por donde piso. Sé lo que hago, y lo que digo. Y tengo ojos en todos lados. Y deberían muchos saber que conmigo no se juega, porque yo siempre salgo por encima de la sombra de muchos, por encima de la mía misma.
Después de muchas caídas, aprendí a levantarme y a curarme yo solita las heridas. A levantarme y mostrar siempre una sonrisa. Para que le duela al que me quiere ver abajo, y para que eleve al que quiere verme arriba. Esa es mi medicina, mi sonrisa.
Me elevé de tal manera que no vi el suelo, ayer caí, y hoy me levanto, me curo las alas, y me sano las heridas, hoy vuelvo a mi rumbo. Hoy acabo con todo, y finalizo un capítulo. Hoy me voy a dedicar a ser feliz.