Son aquellos ratos de las tardes de los domingos, son esa pizquita de vida que viene a aportarse cuando el resto me falta, lo que me hace levantar cuando voy ya a rozar el suelo. Porque si, eso es lo mejor, que antes de caer, ellas ya me han ayudado a levantar. Ellas son esa mano amiga que está siempre, porque así se prometió. Y así se cumple. Se cumple, porque promesas de esa envergadura, son de las de verdad, de las de corazón. Prometimos darnos todo siempre, sin condiciones, estar cada hora del día, 25 horas al día, querernos de verdad y ante todo, confiar las unas en las otras.. Y como todo número impar, esto es lo mejor.
Yo las quiero cada día más, que el anterior, y menos que mi mañana, porque aún así, mi mañana son ellas, mi hoy,presente, son ellas, mi pasado han sido ellas, y mi siempre, también lo serán ellas. Mi siempre, ellas son mi siempre. Ellas son mis ganas de despertar cuando el resto me falla, y mis ganas de despertar también cuando todo va sobre ruedas. Porque de eso se trata, no solo de estar en los malos,si no en los buenos, y no solo en los buenos, si no también el los malos momentos. Porque si, eso es. Momentos. Momentos inigualables a cualquier otro,porque como ellos no hay más, no hay imitaciones, ni nada semejante, lo único que se asemeja es.. Una forma de amar, de amar infinitamente, de aquí al cielo, ida y vuelta.
Aquí lo más importante es seguir cuidando como si nos fuese la vida en ello esta amistad, día a día, minuto a minuto. Minuto a minuto las amo, minuto a minuto las adoro, .. ¿Que por qué? Simplemente porque son mi vida.
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