viernes, 11 de marzo de 2011

Pececito.

-Entonces,pececito,¿no me das un beso de buenas noches?
Ella casi le cierra la puerta en las narices. A través del cristal, él no puede oír lo que dice, pero lo lee fácilmente en sus labios. Le aconseja, o mejor le ordena, que se vaya a cierto sitio. El, la ve alejarse mientras piensa que si ese sitio es tan bonito como ella, no le importaría visitarlo.

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